El consumo de azúcar blanco tiene efectos negativos en nuestra salud. Su consumo está implicado en enfermedades como la obesidad, la osteoporosis, las cándidas, problemas de piel, alergias, enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, la ansiedad y la depresión.
El azúcar blanco lo podemos encontrar tanto envasado, como en alimentos preparados: chocolatinas, yogures naturales, lasañas, pastas rellenas, pizzas, zumos, frankfurts, pan de molde, salsas, cereales de desayuno, galletas, barritas de cereales, conservas y embutidos.
Consumir azúcar nos provoca un gran pico de glucemia que nos da energía rápidamente y nos mantiene “activos” durante unos instantes, pero después esta “energía” baja en picado produciendo el efecto contrario: cansancio y somnolencia e incluso tristeza y ansiedad. Hay unos receptores en el cerebro que al consumir azúcar nos generan placer y nos pueden crear cierta adicción. Si lo eliminamos de nuestra alimentación, la liberación de las hormonas que nos generan placer será mucho más estable y además se reducirá la ansiedad por comer o el hambre emocional.
¿Qué debemos saber sobre el azúcar blanco?
- Es pura sacarosa (glucosa + fructosa) que pasa rápidamente a convertirse en grasa. Sube los kilos, el porcentaje de grasa y los índices de colesterol y triglicéridos, ya que espesa la sangre.
- Altera la flora intestinal y perjudica el tránsito intestinal y el sistema inmunitario ¿Tus hijos se resfrían a menudo? Cuenta los alimentos con azúcar que toman a lo largo de la semana.
- Favorece la proliferación de cándidas y de parásitos ¿Tienes infecciones repetitivas? No tomes absolutamente nada que tenga azúcar.
- Desmineraliza y acidifica. Para metabolizarlo «roba» minerales del hueso y de los alimentos que acabamos de comer; así pues, nada de café con azúcar o yogur con azúcar después de comer.
- Altera el sistema nervioso. Ojo con los niños y con la hiperactividad (son mucho más sensibles al azúcar) y también con los estados y procesos de depresión o ansiedad.
- El aumento brusco de la insulina que genera promueve la síntesis del cuerpo de prostaglandinas inflamatorias (PG2), que actúan como hormonas y favorecen los procesos inflamatorios.
- Produce caries.
Podemos perfectamente eliminar el azúcar de nuestra dieta. Es cuestión de irnos deshabituando con paciencia durante unos días sin tomarlo y buscar sustitutos.
Por ejemplo, la estevia natural (evitar la artificial) es el mejor endulzante por sus múltiples propiedades. Regula el azúcar en la sangre, reduce la presión arterial, regula el aparato digestivo en general, actúa favorablemente en muchas personas que sufren ansiedad, reduce la grasa en personas obesas y es antioxidante y diurética. Su acción antibacteriana y antifúngica la hacen aconsejable para las caries, masticando las hojas frescas. La dosis utilizada por la mayoría de personas que han observado efectos beneficiosos es:
- En fresco: unas 4 hojas tiernas tomadas antes o durante el desayuno y 4 hojas más antes o durante la cena.
- Planta seca: cuando no disponemos de hojas frescas de forma constante podemos hacer una infusión de hoja seca. Para tomar la planta en forma de infusión utilizaremos una cucharadita de postre rasa (2 gramos) por infusión, dos veces al día: una toma por la mañana para regular el día y otra toma al final del día para regular la noche, usando una cucharadita de postre cada vez. Añadir directamente a la infusión.
- Puedes preparar un kuzu que además de sus múltiples propiedades ayuda a regular la apetencia por el dulce. Una vez preparado el kuzu puedes añadir dos hojas de estevia.
Otra solución sería endulzar con fruta madura, dátiles, orejones, miel cruda de calidad, incluso con azúcar de rapadura o de coco.
En cambio, debemos tener cuidado con los edulcorantes sintéticos. Los podemos encontrar en productos preparados como los yogures desnatados y los productos light. Hay que evitarlos porque no son naturales para el cuerpo. Lo hacen trabajar en exceso a la hora de eliminarlos como toxina. Además, no son buenos para nuestra microbiota. La evidencia científica demuestra que el aspartamo en realidad empeora la sensibilidad a la insulina en un grado mayor que el azúcar.
También debemos tener en cuenta que el xilitol es un refinado más y puede afectar a nuestra microbiota intestinal. De hecho, sus efectos secundarios son gases y diarreas.
Tampoco recomiendo el jarabe de agave, ya que es una savia altamente procesada que está compuesta casi en su totalidad por fructosa. Nuestro nivel de azúcar en la sangre aumentará al igual que si consumimos azúcar blanco.
Aconsejamos consumir alimentos ricos en fibra, ya que le daremos a nuestro cerebro la oportunidad de recibir las señales de saciedad. Por ejemplo, una pieza de fruta con almendras.
Si queréis empezar a cambiar vuestros hábitos os propongo hacerlo ya al empezar el día. Aquí os dejo una de mis recetas favoritas que a menudo preparamos con mis hijas para desayunar: el acai bowl.
ACAI BOWL
Ingredientes para 2 personas: 2 puñados de frutos rojos congelados o cualquier fruta madura (cortar y congelar), 1 aguacate (nos dará la textura cremosa y nos aportará grasas saludables que protegerán la membrana celular), ¾ de vaso de bebida de coco o almendra sin azúcar o yogur de cabra o oveja. Para decorar: muesli sin azúcar, arándanos, coco rallado o semillas o chips de cacao.
Preparación: Triturar en un procesador la fruta congelada más el aguacate y la bebida vegetal o el yogur hasta conseguir una textura cremosa. Poner un un bol y añadir el resto de ingredientes para decorar.
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